La psicoterapia nos aporta una gran riqueza, ya que nos pone en contacto con nosotros mismos y nos ayuda a resolver el bloqueo y restaurar el equilibrio que se ha perdido por una situación traumática o conflictiva.
El objetivo principal de la psicoterapia es ayudar a cada uno a reencontrar su propio equilibrio y aprender a utilizar en su vida los mecanismos de autocuración.
La psicoterapia nos ayuda a reconstruirnos desde nuestro interior. Nos ayuda a conocer nuestras emociones aprendiendo a vivirlas sin negarlas y sin sentirnos atrapados ni desbordados por las pulsiones emocionales. Aprendemos a sostenerlas creando un nuevo diálogo interno de acogida y autorespeto. Este aprendizaje interno nos enraiza, creando así un empoderamiento construido desde el amor a uno mismo.
Con diferentes herramientas psicoterapéuticas, vamos tomando conciencia de las heridas registradas en nuestro inconsciente y que, sin darnos cuenta en proyectamos en nuestra vida presente.
Cuando hablamos de proyección en psicología, nos referimos a que todo lo que está oculto en nuestra psique y que no tenemos resuelto tiene una tendencia natural a salir fuera, y es entonces cuando surgen diferentes síntomas, tanto físicos y mentales como en la interrelación con los demás.
Observar estas proyecciones y buscar lo que hay detrás nos ayuda a ponernos en contacto con el dolor o el conflicto que quedó sin resolver.
En el momento en que somos realmente conscientes de nuestras heridas, las integramos y dejamos de proyectar y crear síntomas.
Otras veces nos encontramos con problemas muy concretos que nos bloquean y no sabemos resolver. En estos casos la psicoterapia puede actuar brevemente para desbloquear la situación y encontrar la solución más adecuada a cada uno.
Después de un proceso psicoterapéutico la persona sale enriquecida, reforzada, consciente, con seguridad y autoestima, equilibrada y sanada.